«La educación es un asunto demasiado importante para dejarlo en manos del Estado»
Es una absoluta mentira que en
México exista la educación pública y privada. Lo que tenemos en realidad es una
educación totalmente regida por el Estado. Trataré de explicarlo de la manera
más clara posible.
Los que estamos al frente de una “escuela
privada” carecemos de posibilidades para poner
en marcha proyectos educativos alternativos a los propuestos por la
planificación estatal. En realidad los institutos educativos “privados” estamos
privados de toda independencia educativa.
Por desgracia, toda escuela
privada de educación básica en México tiene que estar subordinada por un
esperpento burocrático llamado Secretaría de Educación Pública (SEP). Los
particulares no podemos llevar a la práctica un modelo educativo que no sea el
estatal, ya que nos obligan a estar incorporados al monstruo de la SEP, de lo
contrario nos impiden gozar de Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (REVOE).
Los particulares podemos elegir
el color institucional, el tipo de bancas para nuestros alumnos, el tipo de piso de nuestros centros escolares y demás superficialidades, pero estamos impedidos de llevar a cabo esquemas
educativos independientes. No podemos desarrollar planes de estudio autónomos y
eso es lamentable que ocurra en una sociedad libre.
Creo que la educación debe ser
abierta, y que no debe estar planificada u ordenada por ningún control central.
Considero que deben ser los alumnos y los padres de familia los que otorguen la
confianza en cualquier centro educativo, pues como sabemos la calidad educativa
siempre es premiada y la deficiente castigada por los mismos demandantes de
estos servicios (tal como sucede en cualquier proceso evolutivo).
Si las escuelas privadas pudieran
construir su propio diseño educativo sin la necesidad de la autorización de la
SEP, la sociedad tendría más opciones educativas reales y podría elegir la que
considerara como mejor opción.
Considero que los proyectos
educativos, así como las ideas tienen que ser siempre sometidos a prueba, es decir tienen que ser evolutivos porque nadie tiene la certeza absoluta sobre un proyecto ejemplar para toda una sociedad ya que ningún mortal tiene acceso a la perfección, por
lo cual deben ser los educandos quienes elijan las
mejores alternativas, y no las instituciones centrales. De eso se trata el progreso social.
Lamentablemente la SEP peca de
una soberbia absoluta al considerarse a sí misma como la única institución que
conoce a la perfección las necesidades educativas de los individuos, cuando la
historia nos ha mostrado una y otra vez que los planificadores que creen saberlo todo terminan instaurando sistemas autoritarios en prejuicio de la libertad de las
personas y de las sociedades abiertas.
Voy a insistir que los proyectos educativos tienen que ser evolutivos. Muchas instituciones privadas (incluso las llamadas
públicas) tienen ideas y proyectos excelentes, pero que por desgracia no los
pueden llevar a cabo porque viven con la amenaza constante del cierre de sus
centros escolares o la del retiro de la validez educativa por parte de la
Gestapo mexicana del siglo XXI llamada SEP si no siguen las normas y planes de
estudio definidos desde ella misma.
La laicidad tiene que incluir a la
odiosa injerencia del Estado en los diseños de los planes de estudio y en los
diseños alternativos. Las escuelas privadas tienen que ser privadas de la
perversión estatal. Cuando eso suceda, podremos decir que tenemos una educación
verdaderamente laica, de calidad y en plena evolución en beneficio de la
libertad individual y de la sociedad abierta.
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