domingo, 14 de febrero de 2016

La educación privada en México es un mito.

«La educación es un asunto demasiado importante para dejarlo en manos del Estado»

Es una absoluta mentira que en México exista la educación pública y privada. Lo que tenemos en realidad es una educación totalmente regida por el Estado. Trataré de explicarlo de la manera más clara posible.

Los que estamos al frente de una “escuela privada” carecemos de posibilidades para poner en marcha proyectos educativos alternativos a los propuestos por la planificación estatal. En realidad los institutos educativos “privados” estamos privados de toda independencia educativa.

Por desgracia, toda escuela privada de educación básica en México tiene que estar subordinada por un esperpento burocrático llamado Secretaría de Educación Pública (SEP). Los particulares no podemos llevar a la práctica un modelo educativo que no sea el estatal, ya que nos obligan a estar incorporados al monstruo de la SEP, de lo contrario nos impiden gozar de Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (REVOE).



Los particulares podemos elegir el color institucional, el tipo de bancas para nuestros alumnos, el tipo de piso de nuestros centros escolares y demás superficialidades, pero estamos impedidos de llevar a cabo esquemas educativos independientes. No podemos desarrollar planes de estudio autónomos y eso es lamentable que ocurra en una sociedad libre.

Creo que la educación debe ser abierta, y que no debe estar planificada u ordenada por ningún control central. Considero que deben ser los alumnos y los padres de familia los que otorguen la confianza en cualquier centro educativo, pues como sabemos la calidad educativa siempre es premiada y la deficiente castigada por los mismos demandantes de estos servicios (tal como sucede en cualquier proceso evolutivo).

Si las escuelas privadas pudieran construir su propio diseño educativo sin la necesidad de la autorización de la SEP, la sociedad tendría más opciones educativas reales y podría elegir la que considerara como mejor opción.



Considero que los proyectos educativos, así como las ideas tienen que ser siempre sometidos a prueba, es decir tienen que ser evolutivos porque nadie tiene la certeza absoluta sobre un proyecto ejemplar para toda una sociedad ya que ningún mortal tiene acceso a la perfección, por lo cual deben ser los educandos quienes elijan las mejores alternativas, y no las instituciones centrales. De eso se trata el progreso social.

Lamentablemente la SEP peca de una soberbia absoluta al considerarse a sí misma como la única institución que conoce a la perfección las necesidades educativas de los individuos, cuando la historia nos ha mostrado una y otra vez que los planificadores que creen saberlo todo terminan instaurando sistemas autoritarios en prejuicio de la libertad de las personas y de las sociedades abiertas.

Voy a insistir que los proyectos educativos tienen que ser evolutivos. Muchas instituciones privadas (incluso las llamadas públicas) tienen ideas y proyectos excelentes, pero que por desgracia no los pueden llevar a cabo porque viven con la amenaza constante del cierre de sus centros escolares o la del retiro de la validez educativa por parte de la Gestapo mexicana del siglo XXI llamada SEP si no siguen las normas y planes de estudio definidos desde ella misma.




La laicidad tiene que incluir a la odiosa injerencia del Estado en los diseños de los planes de estudio y en los diseños alternativos. Las escuelas privadas tienen que ser privadas de la perversión estatal. Cuando eso suceda, podremos decir que tenemos una educación verdaderamente laica, de calidad y en plena evolución en beneficio de la libertad individual y de la sociedad abierta.