Desde hace casi un año me vi en
la necesidad de vender el automóvil por algunos apuros económicos. Desde ese
entonces me transporto en bicicleta diariamente hacia mis destinos en esta
querida ciudad de México.
Con gran asombro,
descubrí que la bici puede ser usada como medio de transporte dentro de esta
gran urbe y sobre eso quiero ahondar. Si bien es cierto que hace falta toda una cultura vial, la bici
representa una gran opción para transportarse.
Hoy en día es común
recibir comentarios de muchas personas (en su mayoría de quienes jamás se han
subido a la bicicleta), como los siguientes: ¿en serio viniste en bicicleta hasta acá?, no te vayas en bicicleta, es
muy peligroso y pueden atropellarte, ¡estás loco si te vas en bici, mejor la
desarmamos y la llevamos en mi auto!, etc. O bien me han hecho extrañas
sugerencias como: ¡ten cuidado con el
colon!, ¡qué bueno que no eres mujer porque el asiento de la bici te hace
estéril!, mejor deja tu bici en el estacionamiento y mañana pasas por ella, etc.
La
verdad es que andar en bicicleta es mucho más emocionante y placentero de lo
que muchos suponen. La bici es una fabulosa estructura de dos ruedas, la
cual te lleva a cualquier parte. Y bueno, como todos los vehículos, necesita
energía para moverse, ¡eh aquí una las maravillas de este aparato!, pues uno
mismo aporta esa energía para convertirla en su propio movimiento. ¡Uno mismo
es el motor! Un
ciclista es su propia fuente de movimiento para transportarse. ¡Un ciclista en
suma, es una fuente que convierte la energía almacenada en el cuerpo, en
energía mecánica para mover en dos ruedas el peso de la fuente y del mismo
aparato al mismo tiempo!
Ciclista y bicicleta forman un
conjunto mecánico muy útil. Juntos eficientizan la energía, juntos
cambian de velocidad para acelerarse o desacelerarse, juntos realizan trabajo mecánico y
generan potencia mecánica. Ciclista y bicicleta son un sistema físico
que conserva la energía y la cantidad de movimiento, es decir, la energía
potencial (almacenada en el ciclista) se convierte en energía cinética
(liberada en el movimiento). La variación del ímpetu con respecto al tiempo (dp/dt) origina la fuerza que a su vez genera el trabajo de movimiento. El equilibrio
de fuerzas verticales y horizontales hacen que el sistema permanezca vertical.
La fuerza misteriosa que actúa hacia el centro de la Tierra (peso), se soporta
con la fuerza normal que el suelo realiza sobre la bicicleta, y la fuerza de
rozamiento es menor (durante el movimiento) y mayor (en el frenado) a la fuerza realizada por
los músculos del ciclista ocasionando el movimiento (a>0) o el frenado (a<0). ¡Ciclista y bicicleta son
una maravilla de máquina de combustión interna! El sudor en el ciclista provoca un placentero equilibrio termodinámico.
Prácticamente los
ciclistas llegamos en menor tiempo (o en el mismo) comparado con el que hace un
conductor de automóvil en un día de tráfico (es decir, ¡casi siempre!), incluso
llegamos en un menor tiempo que el que invierte un peatón utilizando el metro,
metrobús o trolebús. En los ejes viales, es común rebasar largas filas de autos
que ruedan a velocidades mucho más bajas que la nuestra (¡siendo la envidia de
muchos automovilistas!). Regularmente nuestra velocidad promedio es de 16 a 22
Km/h, es decir, que para recorrer una distancia de 16 hasta de 22 Km, uno invierte
una hora. Desde luego esta velocidad promedio está calculada tomando en cuenta
los altos de los semáforos y los debidos altos para ceder el paso. Aclaración
pertinente, porque en este tiempo muchos ciclistas responsables, hemos
comprobado que los que menos respetan las reglas de tránsito, somos los propios
ciclistas, ¡situación muy lamentable y que consideramos, se debe corregir por
el bien de todos y todas!
Con fortuna, cada vez
somos más los ciclistas los que usamos la calle para transportarnos con
responsabilidad, los que entendemos que las reglas son y deben ser para todos,
quienes siempre respetamos la luz roja del semáforo, los que respetamos en su
preferencia de paso al peatón y actuamos con cortesía y cordialidad hacia los
automovilistas y choferes del transporte público, quienes usamos un casco de
protección a pesar de no ser obligatorio para el Reglamento de Tránsito
Metropolitano (RTM), para los que no circulamos en sentido contrario y andamos
con luces y reflectores en la noche, para los que no circulamos arriba de la
acera ni encadenamos las bicicletas en bancas o sitios que estorben el paso
peatonal. En fin, para los que conocemos que la bicicleta es un medio de
transporte y sabemos que manejarla con imprudencia puede resultar en un
accidente de graves consecuencias.
Hoy en día mucha
gente usa la bici para salir a pasear en familia por la ciudad sobre todo en
los domingos, o con algún grupo de ciclismo que organiza divertidas rodadas
(sobre todo nocturnas) sobre la ciudad, actividades benéficas para el
esparcimiento sano. Sin embargo, sería deseable que el grupo de los que usamos la
bici para transportarnos, creciéramos en número por razones de espacio y de sostenimiento sustentable para nuestra ciudad. Andar en bici representa una responsabilidad que
es necesario asumir por los ciclistas respetando las normas de tránsito. Creo
que no podemos exigir que los automovilistas respeten el tránsito del ciclista,
si nosotros no actuamos con respeto hacia ellos, hacia los peatones, hacia los
conductores del transporte público y de transportación de carga. Usar la bici
como paseo es diferente a usarla como medio de transporte, quizá sea esta
diferencia la que muchos ciclistas no comprenden del todo, y quizá sea
necesario profundizar más sobre el tema.
Es cierto que las calles de la
ciudad de México no están diseñadas para andar en bicicleta, pero bueno,
tampoco está construida para soportar tanto tráfico de vehículos. Cerca de
cinco millones de autos diariamente la circulan. El metro es insuficiente para
transportar a tanta gente. El proyecto del metrobús resuelve problemas a corto
plazo, y no representa una salida efectiva. En fin, son los problemas eternos de esta enorme ciudad, que
sin proyecto, sigue creciendo, y donde la bici, representa una salida óptima.
Somos muchos los que
diariamente peleamos por un espacio para circular. Todos tenemos quejas: los
peatones, los motociclistas, los automovilistas, los usuarios y conductores del
transporte público, los taxistas, los microbuseros y bueno… desde luego los
ciclistas. Todos exigimos respeto a nuestros derechos por la libre circulación.
Es cierto que hay muchos automovilistas que piensan que los ciclistas somos
peatones con ruedas que invadimos las vías de circulación a la mala, pero
también hay muchos ciclistas que consideran que sólo tienen derecho por
circular y que tienen autorización
para no respetar las normas básicas del RTM por pertenecer a un grupo vulnerable o qué sé yo. El respeto, me parece, tiene que ser de
todos hacia todos y de todas hacia todas. Los imprudentes están en todos
los grupos. Los hay en los peatones, en los ciclistas, ¡en el 80% de los
motociclistas!, en un gran número de automovilistas y en los choferes del
transporte público. Respetarnos es tarea de todos, no del gobierno ni de los
elementos de tránsito, ni tarea exclusiva de los automovilistas. En suma, la
ciudad es de todos y de todas. Respetarnos nos hará convivir mejor dentro de
esta enorme, pero bella ciudad de México.
Los ciclistas siempre
visualizamos las calles de la ciudad desde otra perspectiva muy diferente, por
ejemplo, percibimos con más detalle las pendientes de subida o bajada, sabemos
perfectamente que transitar la avenida Patriotismo desde Mixcoac hasta Reforma
es prácticamente un descenso muy suave, ya que la ciudad es más baja en la zona
centro. Desde luego hacer el mismo recorrido al revés pero sobre la avenida
Revolución, implica mucho más esfuerzo porque la calle va en subidita constante. Otro ejemplo es la
avenida Miguel Ángel de Quevedo. De Tasqueña sube a San Ángel y baja en
dirección contraria.
Ir al poniente de la
ciudad desde cualquier punto, implica ir de subida
y pedalear con más trabajo, ir del poniente al centro, es prácticamente lo
contrario. Por lo regular, llegar al centro desde cualquier punto de la ciudad,
nos hace invertir menos energía que alejarnos de éste.
Ir a los centros
comerciales en bici, es la onda. La mayoría de ellos cuentan con espacios para
bicicletas donde se puedan encadenar, y lo más importante: ¡no hay cobro! Y es
que para ir al cine en automóvil, prácticamente uno invierte $100.00 en estacionamiento
en promedio (sin considerar propina al viene-viene,
propina al que nos atiene en la gasolinera, propina a los limpia parabrisas que
saltan por sorpresa en cada semáforo y desde luego, la misma gasolina). Muchos
restaurantes cuentan con espacios para bicis (incluso muchos hacen descuentos a
los que van en bici), y los que no, siempre hay un espacio cerca y seguro para
encadenarla. Digo, sabemos que no faltan los robos, cuestión prácticamente
inevitable en una ciudad de tan grandes dimensiones. El asunto concreto es
encontrar la mejor manera de compartir los espacios en las calles, con
amabilidad y respeto para todas y para todos.
Comparto algunos de los
tiempos que hago en promedio en ciertos recorridos, así como las calorías
consumidas por mi cuerpo según una de tantas aplicaciones para ciclismo en smartphone: Podómetro Ultimate V9.
Distancia recorrida
en bici en 9 meses exactos: 4,005.6 Km.
Tiempo total en bici en 9 meses exactos: 197 horas 02 minutos.
Calorías consumidas
en 9 meses: 99,021 Cal.
Velocidad media: 20.3
Km/h
Recorrido habitual 1:
Alberca Olímpica - La
Raza.
Distancia: 14 Km. Tiempo:
45 minutos. Calorías consumidas: 600 Cal.
Ruta: Eje Central
Lázaro Cárdenas.
Recorrido habitual 2:
La Raza – Alberca
Olímpica
Distancia: 14 Km. Tiempo:
45 minutos. Calorías consumidas: 600 Cal.
Ruta: Av. Cuitláhuac,
Calzada Vallejo continuando por Guerrero, Bucareli y Cuauhtémoc y División del
Norte.
Otras rutas:
Alberca Olímpica -
Xochimilco Centro.
Distancia: 16 Km.
Tiempo: 50 minutos. Calorías consumidas:
610 Cal.
Ruta: Av. División
del Norte y Prolongación División del Norte una vez cruzando el puente de
Vaqueritos sobre Periférico.
Alberca Olímpica -
Politécnico en Zacatenco.
Distancia: 17 Km.
Tiempo: 60 minutos. Calorías consumidas: 625 Cal.
Ruta: Eje Central
Lázaro Cárdenas y Av. Politécnico.
Alberca Olímpica -
Metro Observatorio.
Distancia: 16 Km (2
en subida constante). Tiempo: 60 minutos. Calorías consumidas: 610 Cal.
Ruta: División del
Norte, Eje 7 Sur Trolebús-Bici, Patriotismo, Calle 9 y Canario.
Alberca Olímpica –
Zócalo de la ciudad de México.
Distancia: 11 Km.
Tiempo 35 minutos. Calorías consumidas: 422 Cal.
Ruta: Eje Central
Lázaro Cárdenas.
Estos son tan sólo
algunos ejemplos para los que gusten consultar distancias, tiempos y energías
empleando la bici como medio de transporte. Si bien es cierto que existen
algunos inconvenientes como el tener que llevar una toalla para limpiarse el
sudor, así como llevar jabón y bloqueador solar, además de llevar un
impermeable para cuando llueve, de cargar con herramienta y una cámara de
refacción, vale la pena transportarse en bici, ya que se ahorran largas filas
de tráfico, se ahorra dinero (gasolina, estacionamientos, propinas a viene-vienes, gasolineros y limpia parabrisas etc.), se vive la ciudad desde otra perspectiva, no
contaminas, haces ejercicio y quemas la energía que no necesita el cuerpo.