lunes, 15 de julio de 2013

Visita al Mercado de la Nueva Viga en Iztapalapa. Ciudad de México.



El sábado necesitaba conseguir calamar y pulpo para la comida, y acompañarlos con alcachofas. Fue así que decidí ir al Mercado de la Nueva Viga al oriente de la ciudad de México. Desde luego me fui en la bicicleta. Todo Eje 8 Sur Popocatepetl, hasta el Eje 3 Oriente, luego por Río Churubusco y en el Eje 6 Sur vuelta de nuevo. En el número 560 del Eje 6 Sur se encuentra este mercado de la Delegación Iztapalapa. Este lugar cuenta con un estacionamiento para automóviles muy grande, a quienes desde luego se les cobra, sin embargo, como en muchos lugares, los que llegamos en bici no somos objeto de cobro.


Para mi sorpresa me encontré con muchas naves donde diariamente llegan de diferentes costas del país decenas y decenas de camiones y camionetas con todo tipo de pescados, moluscos y crustáceos. Como en la antigua Tenochtitlán, donde comerciantes de cientos de lugares del Anáhuac venían a comercializar o intercambiar sus productos de toda índole.

La ciudad de México tiene lugares asombrosos. Es increíble como estando a más de dos mil metros sobre el nivel del mar, pero sobre todo, medianamente lejos de él, la comercialización de tales productos se haga aquí. Son cientos de camiones que llegan con mercancía, y una vez vendidos, toman diferentes rutas a otras ciudades del país. Cientos de compradores para surtir los restaurantes de la ciudad de México también se dan cita desde las cuatro de la mañana en este mercado. La gran mayoría del producto se vende en plenos andenes.

Millares de camarones y de todos tamaños, ostiones frescos (en su concha o sin ella), calamares, langostas, langostinos, pulpos, pata de mulas, almejas, ostras, enormes y frescos atunes, salmones, mojarras, róbalos, banderas, sierras, meros,  jaibas, cangrejos, hueva, rayas, tiburones... Bueno, todos los productos marítimos necesarios para hacer un delicioso manjar.


Singulares gritos te reciben al ingresar a los andenes de las naves: ¡pásele, pásele!, ¿como qué buscaba güerito: camarón ostión, pulpo, calamar, salmón, mojarra...?, ¡camarón de la meritita Sinaloa!, ¡llévelo, llévelo!, ¡bien fresco mi güero!, ¡pura calidad veracruzana!, ¡pura chulada mi jefe!, ¡chéquele patrón!, ¿cuánto le pongo güero?, ¡si hay gente, si hay!

En un extremo del mercado hay también muchos puestos donde se ofrecen cocteles, filetes, pescadillas, empanadas de mariscos, quesadillas de camarón y de pulpo, ceviches, aguachiles, etc. Los pescados y mariscos provienen tanto de costas del Pacífico (Sinaloa, Sonora, Guerrero y Oaxaca principalmente), como del Golfo de México (Veracruz en su generalidad). Pescados enormes y de más de 100 Kg son exhibidos en bloques de hielo que se derriten mojando el piso del mercado. Todos los puestos están sobre el andén donde llegan los camiones y camionetas. Producto fresco y sobre todo: barato.

Yo salí con lo que buscaba. Una caja de calamares y un pulpito bien fresco. No pude evitar llevar ostiones y camarones. No me gasté más de $100.00. Afuera venden bolsas o cubetas de todos tamaños para quien como yo, no va preparado  para comprar más de lo que pensaba.

Recomiendo ir al Mercado de la Nueva Viga cuando busquen adquirir pescados o mariscos frescos, baratos y ricos. La recomendación es llegar tempranito, pues a las 12 pm ya es demasiado tarde.

Buen provecho.
Productos de selección también son encontrados en la Nueva Viga.
Sardinas, almeja blanca, mejillones chilenos, ancas de rana, almeja Vieyra, chipirones españoles, etc. 

Pescados de todo tipo y de todos los tamaños. Tanto del Pacífico como del Golfo.
Camarones para pelar, gigantes y chicos, rosados y transparentes. De toda la variedad.



martes, 9 de julio de 2013

Mi experiencia en bicicleta en el DF

Desde hace casi un año me vi en la necesidad de vender el automóvil por algunos apuros económicos. Desde ese entonces me transporto en bicicleta diariamente hacia mis destinos en esta querida ciudad de México.

Con gran asombro, descubrí que la bici puede ser usada como medio de transporte dentro de esta gran urbe y sobre eso quiero ahondar. Si bien es cierto que hace falta toda una cultura vial, la bici representa una gran opción para transportarse.

Hoy en día es común recibir comentarios de muchas personas (en su mayoría de quienes jamás se han subido a la bicicleta), como los siguientes: ¿en serio viniste en bicicleta hasta acá?, no te vayas en bicicleta, es muy peligroso y pueden atropellarte, ¡estás loco si te vas en bici, mejor la desarmamos y la llevamos en mi auto!, etc. O bien me han hecho extrañas sugerencias como: ¡ten cuidado con el colon!, ¡qué bueno que no eres mujer porque el asiento de la bici te hace estéril!, mejor deja tu bici en el estacionamiento y mañana pasas por ella, etc.

La verdad es que andar en bicicleta es mucho más emocionante y placentero de lo que muchos suponen. La bici es una fabulosa estructura de dos ruedas, la cual te lleva a cualquier parte. Y bueno, como todos los vehículos, necesita energía para moverse, ¡eh aquí una las maravillas de este aparato!, pues uno mismo aporta esa energía para convertirla en su propio movimiento. ¡Uno mismo es el motor! Un ciclista es su propia fuente de movimiento para transportarse. ¡Un ciclista en suma, es una fuente que convierte la energía almacenada en el cuerpo, en energía mecánica para mover en dos ruedas el peso de la fuente y del mismo aparato al mismo tiempo!

Ciclista y bicicleta forman un conjunto mecánico muy útil. Juntos eficientizan la energía, juntos cambian de velocidad para acelerarse o desacelerarse, juntos realizan trabajo mecánico y generan potencia mecánica. Ciclista y bicicleta son un sistema físico que conserva la energía y la cantidad de movimiento, es decir, la energía potencial (almacenada en el ciclista) se convierte en energía cinética (liberada en el movimiento). La variación del ímpetu con respecto al tiempo (dp/dt) origina la fuerza que a su vez genera el trabajo de movimiento. El equilibrio de fuerzas verticales y horizontales hacen que el sistema permanezca vertical. La fuerza misteriosa que actúa hacia el centro de la Tierra (peso), se soporta con la fuerza normal que el suelo realiza sobre la bicicleta, y la fuerza de rozamiento es menor (durante el movimiento)  y mayor (en el frenado) a la fuerza realizada por los músculos del ciclista ocasionando el movimiento (a>0) o el frenado (a<0). ¡Ciclista y bicicleta son una maravilla de máquina de combustión interna! El sudor en el ciclista provoca un placentero equilibrio termodinámico.

Prácticamente los ciclistas llegamos en menor tiempo (o en el mismo) comparado con el que hace un conductor de automóvil en un día de tráfico (es decir, ¡casi siempre!), incluso llegamos en un menor tiempo que el que invierte un peatón utilizando el metro, metrobús o trolebús. En los ejes viales, es común rebasar largas filas de autos que ruedan a velocidades mucho más bajas que la nuestra (¡siendo la envidia de muchos automovilistas!). Regularmente nuestra velocidad promedio es de 16 a 22 Km/h, es decir, que para recorrer una distancia de 16 hasta de 22 Km, uno invierte una hora. Desde luego esta velocidad promedio está calculada tomando en cuenta los altos de los semáforos y los debidos altos para ceder el paso. Aclaración pertinente, porque en este tiempo muchos ciclistas responsables, hemos comprobado que los que menos respetan las reglas de tránsito, somos los propios ciclistas, ¡situación muy lamentable y que consideramos, se debe corregir por el bien de todos y todas!

Con fortuna, cada vez somos más los ciclistas los que usamos la calle para transportarnos con responsabilidad, los que entendemos que las reglas son y deben ser para todos, quienes siempre respetamos la luz roja del semáforo, los que respetamos en su preferencia de paso al peatón y actuamos con cortesía y cordialidad hacia los automovilistas y choferes del transporte público, quienes usamos un casco de protección a pesar de no ser obligatorio para el Reglamento de Tránsito Metropolitano (RTM), para los que no circulamos en sentido contrario y andamos con luces y reflectores en la noche, para los que no circulamos arriba de la acera ni encadenamos las bicicletas en bancas o sitios que estorben el paso peatonal. En fin, para los que conocemos que la bicicleta es un medio de transporte y sabemos que manejarla con imprudencia puede resultar en un accidente de graves consecuencias.

Hoy en día mucha gente usa la bici para salir a pasear en familia por la ciudad sobre todo en los domingos, o con algún grupo de ciclismo que organiza divertidas rodadas (sobre todo nocturnas) sobre la ciudad, actividades benéficas para el esparcimiento sano. Sin embargo, sería deseable que el grupo de los que usamos la bici para transportarnos, creciéramos en número por razones de espacio y de sostenimiento sustentable para nuestra ciudad. Andar en bici representa una responsabilidad que es necesario asumir por los ciclistas respetando las normas de tránsito. Creo que no podemos exigir que los automovilistas respeten el tránsito del ciclista, si nosotros no actuamos con respeto hacia ellos, hacia los peatones, hacia los conductores del transporte público y de transportación de carga. Usar la bici como paseo es diferente a usarla como medio de transporte, quizá sea esta diferencia la que muchos ciclistas no comprenden del todo, y quizá sea necesario profundizar más sobre el tema.

Es cierto que las calles de la ciudad de México no están diseñadas para andar en bicicleta, pero bueno, tampoco está construida para soportar tanto tráfico de vehículos. Cerca de cinco millones de autos diariamente la circulan. El metro es insuficiente para transportar a tanta gente. El proyecto del metrobús resuelve problemas a corto plazo, y no representa una salida efectiva. En fin, son los  problemas eternos de esta enorme ciudad, que sin proyecto, sigue creciendo, y donde la bici, representa una salida óptima.

Somos muchos los que diariamente peleamos por un espacio para circular. Todos tenemos quejas: los peatones, los motociclistas, los automovilistas, los usuarios y conductores del transporte público, los taxistas, los microbuseros y bueno… desde luego los ciclistas. Todos exigimos respeto a nuestros derechos por la libre circulación. Es cierto que hay muchos automovilistas que piensan que los ciclistas somos peatones con ruedas que invadimos las vías de circulación a la mala, pero también hay muchos ciclistas que consideran que sólo tienen derecho por circular y que tienen autorización para no respetar las normas básicas del RTM por pertenecer a un grupo vulnerable o qué sé yo. El respeto, me parece, tiene que ser de todos hacia todos y de todas hacia todas. Los imprudentes están en todos los grupos. Los hay en los peatones, en los ciclistas, ¡en el 80% de los motociclistas!, en un gran número de automovilistas y en los choferes del transporte público. Respetarnos es tarea de todos, no del gobierno ni de los elementos de tránsito, ni tarea exclusiva de los automovilistas. En suma, la ciudad es de todos y de todas. Respetarnos nos hará convivir mejor dentro de esta enorme, pero bella ciudad de México.

Los ciclistas siempre visualizamos las calles de la ciudad desde otra perspectiva muy diferente, por ejemplo, percibimos con más detalle las pendientes de subida o bajada, sabemos perfectamente que transitar la avenida Patriotismo desde Mixcoac hasta Reforma es prácticamente un descenso muy suave, ya que la ciudad es más baja en la zona centro. Desde luego hacer el mismo recorrido al revés pero sobre la avenida Revolución, implica mucho más esfuerzo porque la calle va en subidita constante. Otro ejemplo es la avenida Miguel Ángel de Quevedo. De Tasqueña sube a San Ángel y baja en dirección contraria.

Ir al poniente de la ciudad desde cualquier punto, implica ir de subida y pedalear con más trabajo, ir del poniente al centro, es prácticamente lo contrario. Por lo regular, llegar al centro desde cualquier punto de la ciudad, nos hace invertir menos energía que alejarnos de éste.

Ir a los centros comerciales en bici, es la onda. La mayoría de ellos cuentan con espacios para bicicletas donde se puedan encadenar, y lo más importante: ¡no hay cobro! Y es que para ir al cine en automóvil, prácticamente uno invierte $100.00 en estacionamiento en promedio (sin considerar propina al viene-viene, propina al que nos atiene en la gasolinera, propina a los limpia parabrisas que saltan por sorpresa en cada semáforo y desde luego, la misma gasolina). Muchos restaurantes cuentan con espacios para bicis (incluso muchos hacen descuentos a los que van en bici), y los que no, siempre hay un espacio cerca y seguro para encadenarla. Digo, sabemos que no faltan los robos, cuestión prácticamente inevitable en una ciudad de tan grandes dimensiones. El asunto concreto es encontrar la mejor manera de compartir los espacios en las calles, con amabilidad y respeto para todas y para todos.

Comparto algunos de los tiempos que hago en promedio en ciertos recorridos, así como las calorías consumidas por mi cuerpo según una de tantas aplicaciones para ciclismo en smartphone: Podómetro Ultimate V9.

Distancia recorrida en bici en 9 meses exactos: 4,005.6 Km.
Tiempo total en bici en 9 meses exactos: 197 horas 02 minutos.
Calorías consumidas en 9 meses: 99,021 Cal.
Velocidad media: 20.3 Km/h

Recorrido habitual 1:
Alberca Olímpica - La Raza.
Distancia: 14 Km. Tiempo: 45 minutos. Calorías consumidas: 600 Cal.
Ruta: Eje Central Lázaro Cárdenas.

Recorrido habitual 2:
La Raza – Alberca Olímpica
Distancia: 14 Km. Tiempo: 45 minutos. Calorías consumidas: 600 Cal.
Ruta: Av. Cuitláhuac, Calzada Vallejo continuando por Guerrero, Bucareli y Cuauhtémoc y División del Norte.

Otras rutas:
Alberca Olímpica - Xochimilco Centro.
Distancia: 16 Km. Tiempo: 50 minutos.  Calorías consumidas: 610 Cal.
Ruta: Av. División del Norte y Prolongación División del Norte una vez cruzando el puente de Vaqueritos sobre Periférico.

Alberca Olímpica - Politécnico en Zacatenco.
Distancia: 17 Km. Tiempo: 60 minutos. Calorías consumidas: 625 Cal.
Ruta: Eje Central Lázaro Cárdenas y Av. Politécnico.

Alberca Olímpica - Metro Observatorio.
Distancia: 16 Km (2 en subida constante). Tiempo: 60 minutos. Calorías consumidas: 610 Cal.
Ruta: División del Norte, Eje 7 Sur Trolebús-Bici, Patriotismo, Calle 9 y Canario.

Alberca Olímpica – Zócalo de la ciudad de México.
Distancia: 11 Km. Tiempo 35 minutos. Calorías consumidas: 422 Cal.
Ruta: Eje Central Lázaro Cárdenas.

Estos son tan sólo algunos ejemplos para los que gusten consultar distancias, tiempos y energías empleando la bici como medio de transporte. Si bien es cierto que existen algunos inconvenientes como el tener que llevar una toalla para limpiarse el sudor, así como llevar jabón y bloqueador solar, además de llevar un impermeable para cuando llueve, de cargar con herramienta y una cámara de refacción, vale la pena transportarse en bici, ya que se ahorran largas filas de tráfico, se ahorra dinero (gasolina, estacionamientos, propinas a viene-vienes, gasolineros y limpia parabrisas etc.), se vive la ciudad desde otra perspectiva, no contaminas, haces ejercicio y quemas la energía que no necesita el cuerpo.