Sin lugar a dudas, educar en pleno siglo XXI trae muchos desafíos y transformaciones obligados en todo el mundo. Uno de los retos para las autoridades educativas mexicanas es adoptar un camino congruente a la situación compleja de nuestro país tomando como base la herencia ética y cultural de nuestros pueblos y tradiciones, así como de las necesidades de desarrollo económico y social que nos han dado una identidad singular y valiosa entre las naciones del planeta.
Es prácticamente imposible no aceptar el fenómeno de la globalización y de los avances de la ciencia que han traído a su vez cambios significativos en las tecnologías de información y de la comunicación, y en general de las plataformas digitales como herramientas del pensamiento, la creatividad y de la comunicación. Estos cambios han generado modificaciones directas en nuestras sociedades, y como consecuencia, los métodos educativos también requieren de variantes que respondan ante estos hechos.
En suma, el sistema educativo mexicano debe fortalecer su capacidad para egresar estudiantes que posean competencias para:
1. resolver problemas,
2. tomar decisiones,
3. encontrar alternativas,
4. desarrollar productívamente su creatividad,
5. relacionarse de forma proactiva con su sociedad,
6. identificar retos y oportunidades en entornos altamente competitivos,
7. reconocer en sus tradiciones valores y oportunidades para enfrentar con mayor éxito los desafíos,
8. asumir los valores de la democracia y la convivencia cívica que reconoce al otro como igual,
9. respeto a la ley,
10. el aprecio por la participación, el diálogo, la construcción de acuerdos y
11. la apertura al pensamiento crítico, pero sobre todo, propositivo.
Mi punto de vista es que nuestros niños y nuestros jóvenes deban egresar de la Educación Básica (preescolar, primaria y secundaria), tomando como base, estos cambios en la metodología con respecto a las llevadas a cabo en el siglo pasado.¡Nuestra forma de educar no ha cambiado al ritmo que nuestras sociedades lo han venido haciendo, y eso es un grave problema!
Los elementos descritos anteriormente se han tomado en cuenta la Reforma Integral de la Educación Básica. Llevar a cabo esta reforma es tarea de autoridades, docentes y padres de familia.
Mapa curricular.
La Educación Básica, en sus tres niveles educativos, plantea un trayecto formativo congruente para desarrollar competencias y que, al concluirla, los estudiantes sean capaces de resolver eficaz y creativamente los problemas cotidianos que enfrenten, por lo que promueve una diversidad de oportunidades de aprendizaje que se articulan y distribuyen a lo largo del preescolar, la primaria y la secundaria, y que se reflejan en el mapa curricular.
Por otro lado, los estándares curriculares se organizan en cuatro periodos escolares de tres grados cada uno. Estos cortes corresponden, de manera aproximada y progresiva, a ciertos rasgos o características clave del desarrollo cognitivo de los estudiantes. Los estándares son el referente para el diseño de instrumentos que, de manera externa, evalúen a los alumnos.
Los campos de formación para la Educación Básica organizan, regulan y articulan los espacios curriculares, tienen un carácter interactivo entre sí, y son congruentes con las competencias para la vida y los rasgos del perfil del egreso. Además, encausan la temporalidad del currículo sin romper la naturaleza multidimensional de los propósitos del modelo educativo en su conjunto.
Los campos de formación para la Educación Básica son:
1. Lenguaje y comunicación.
2. Pensamiento matemático.
3. Exploración y comprensión del mundo natural y social.
4. Desarrollo personal y para la convivencia.